miércoles, 27 de febrero de 2013

ME ESTOY QUEDANDO SORDO ...


Escrito por José Borda para www.revistaarbitros.com
Tengo un amigo árbitro y me he dado cuenta que cada que habla por celular o conmigo lo hace muy fuerte, cuando le he dicho que no grite tanto, que dialogue normalmente, este jocosamente responde, “es que soy árbitro y los árbitros somos sordos”. Como dicha actitud no ha cambiado y cada día le sube más el volumen a su voz le recomendé que fuera al otorrinolaringólogo. Luego de su visita al especialista me lo encontré y me dijo “tenías razón hablo duro porque me estoy quedando sordo”.
Serios problemas de oído  
Los árbitros pueden tener problemas de audición por culpa de los silbatos, los constantes pitidos que realizan en cada partido, con una frecuencia de 4.000 Hertz (Hz), si cuatro mil, unidos a la exposición a otros ruidos pueden provocar en los colegiados sordera o problemas de oído, según el estudio, “Sports Officials Hearing Status: Whistle Use as a Factor Contributing Hearing”, publicado en Journal of  Occupational and Environmental Hygiene y dirigido por el doctor Nathan Williams.
Estudio de gran alcance
Después de un exhaustivo análisis a 321 árbitros  en cuanto a la capacidad de soportar sonidos que sobrepasen los 3.500 Hertz se ha llegado a la conclusión que los oídos “nunca descansan”, aunque los jueces digan que sólo arbitran los fines de semana o incluso una vez entre semana; esto sumado al ruido de la afición, los tambores, las vuvuzelas y todos los elementos que llevan los aficionados a los escenarios deportivos supone un empeoramiento de la situación auditiva de los réferis. 
Silbatos más potentes
Los nuevos silbatos vienen más potentes para llamar la atención de los jugadores con escenarios llenos, prescindieron de la bolita de corcho y  cuentan con tres cámaras de resonancia, en lugar de una, cada una de ellas genera un tono distinto, un sonido espantoso, que el árbitro tiene que soportar sin darse cuenta del terrible mal que le está haciendo a sus oídos; muchos árbitros terminan los partidos con pitidos o zumbidos que sólo desaparecen con el paso de las horas o a veces de los días. 
No vale la pena
El caso de los auxiliares, quienes también están expuestos a muchos decibeles es diferente por la distancia que mantienen con el árbitro y su silbato, si bien los reciben no les llega con la misma intensidad por lo que el daño colateral podría ser menor. Si quiere seguir oyendo bien cuando tome la decisión de retirarse del arbitraje, esté alerta a los síntomas que se le presenten para que actúe inmediatamente y no permita que con el paso del tiempo se le acentúen y quede completamente sordo, pues esta es una situación a la que no vale la pena llegar.

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